martes, 30 de junio de 2009

TEMPO




Hola, baja las persianas. Apaga la luz artificial de la candelaria de tu estancia. Queda unos instantes en la oscuridad y enfréntate a tus soledades.

Ahora quiero alumbrar tu espacio tan solo con la esencia de mis palabras. Te invito a un paseo por mi tempo. Tal vez puedes encontrar el tuyo y decidas caminar por él algún día en las tinieblas de tus soledades, para encontrar un sentido a la vida.

El tempo desgrana melodías de luces en las sombras del ruido y la prisa, en el sin sentido de nuestro tiempo. Y el tiempo está envuelto, tal vez coincidamos los dos en esta apreciación, en una espesa niebla que no deja ver nítido el camino.

Al ser nuestro tiempo, no podemos apearnos.

Pero un día, la esperanza musitó a mis oídos una insinuación y entramos en diálogo. Te haré confidente de él solo a ti , que estás en tinieblas, en este nuestro primer paseo.

Verás, era una noche oscura para mis adentros. El susurro de su voz dijo:

La Esperanza.- Sal de la noche. Entra en el tempo.

Mi Oscuridad.- ¿Cómo podré entrar?

La Esperanza.- Está en tu mundo, en tu fantasía. En tus encuentros y desencuentros. En la raíz de tus quebrantos.

Mi Oscuridad.- Mi dolor es el hombre, su dignidad perdida.

La Esperanza.- Trabaja, lucha para que sea libre cuando regreses al tiempo.

Mi Oscuridad.- Estoy en el tiempo.

La Esperanza.- Estamos los dos en el tempo. ¿Acaso no hablamos del deseo de hacer un mundo mejor?

Mi Oscuridad.- ¿Cómo pudiste conocer mi ambición?

La Esperanza.- Soy tu otro yo, todo cuanto ambicionas en el tiempo. Soy tu tempo.

El paseo ha terminado por hoy. Apago la luz de los sueños. Te dejo en la soledad de tu vivir, de nuevo en el tiempo. Deberás abrir la ventana o prender la luz.

Regresaré otro día si deseas quedar conmigo. Te contaré, entonces, una historia real del tempo que viví en el tiempo hace algunos años. A veces los sueños son reales.

Y si seguimos acudiendo a nuestras citas, te contaré, te podrás contar y hasta encontrarte.


Arañuelo.